Este nuevo espacio, situado en el privilegiado centro de la ciudad, respira diseño de vanguardia por los cuatro cos-tados, con zonas diferenciadas en dos plantas y una gran sensación de amplitud. Pretende trasladar una imagenfresca y cosmopolita del país sudamericano, y ser referencia próximamente por toda la península. Lámparas demimbre, bombillas colgadas, ladrillo blanco y un predominio de este color junto al negro, los tonos identificativosde la marca que evocan los típicos locales de hamburguesas neoyorquinas. No falta ni un solo detalle.
Pero su gran valor reside en la carta, donde se encuentran sus quince tipos de hamburguesas, elaboradas con pro-ductos naturales, y en su mayoría con nombres relacionados con picos de la montaña Ávila, la cordillera que rodeaCaracas. No obstante, a su llegada a España decidieron reducir la nomenclatura para no coincidir con la provinciaabulense –en Sudamérica se conoce a la franquicia como AvilaBurger–, e incorporar creaciones propias comoBaqueira –hamburguesa de pollo a tener en cuenta– o Pirineos–no perder de vista el sabor de los champiñones sal-teados trufados–. Los más atrevidos harán hueco en el estómago para los Paltos del Diablo, cuya variante conchistorra es toda una explosión de sensaciones. La carta se completa con entrantes autóctonos como arepitas otequeños y varios postres, donde destacan losmilkshakesrecién elaborados, exactamente igual que el resto de susproductos.