Este espacio son dos plantas y 187 m2 en el céntrico barrio de Chamberí, decorados por la interioristas Eugenia Hernández en tonos blancos y negros para crear un ambiente similar al de los patios interiores con elementos como un árbol, azulejos, ladrillos y macetas. Y el producto en el que tanto confían son las hamburguesas elaboradas a diario con carne de vacuno charolés 100% español, con cortes específicos de la cadena, que se bolea y se adoba a diario en el restaurante. El pan de brioche, a elegir entre tres tipos, es elaborado con masa madre por Darío Marcos, fundador de Panadarío y ganador de la Miga de Oro 2017 al mejor panadero de Madrid. Disponen de 15 tipos de hamburguesas que reciben nombres de montañas españolas y venezolanas (Ávila es el monte que se alza a las espaldas de Caracas) como la Picos de Europa (salsa de Cabrales, arándanos, bacon y rúcula) y Pirineos (champiñones salteados y trufados, queso de cabra y rúcula), o Banquito (queso blanco a la plancha, plátano macho y pico de gallo) y Platos del Diablo (aro de cebolla envuelto en bacon relleno de queso y jalapeños). A ellas se une la Especial a configurar por el cliente con los ingredientes que prefiera. Todas se pueden pedir en tamaño de 170 g o 210 gr, se acompañan de ensalada de col y una guarnición a elegir entre patatas fritas, aros de cebolla, sticks de boniato o patatas fritas trufadas. “Todo se hace fresco y no usamos congelados”, recalca Voulgaridis.
La oferta se complementa con ensaladas y diversos entrantes, entre los que el responsable del local recalca especialidades venezolanas que empiezan a ser muy apreciadas en España como los tequeños y las arepitas, así como el mac & cheese, un plato con gran popularidad en Estados Unidos y poco predicamento en las cartas de nuestro país. La carta se completa con cuatro postres clásicos americanos (chocolate chip caliente con helado, Apple pie, brownie y pie de lima), así como batidos especialmente espesos y “elaborados con cinco bolas de helado cada uno para que no puedan sorberse con la pajita”. En los dos meses que llevan abiertos, con un ticket medio de 15 €, en AviBurger han recibido un feedback muy positivo, según Voulgaridis, “sobre todo porque, aunque algunas triunfen más que otras, hemos comprobado que todas las hamburguesas de la carta salen al comedor”. Esto es una garantía para una marca que planea crecer en el mercado español, primero con locales propios en Madrid para asentarse, y después poner sus ojos en otras plazas interesantes.